jueves, diciembre 18, 2025

Los diez deportistas mexicanos de 2025


1. Isaac Del Toro
2. Osmar Olvera
3. Andrea Becerra
4. Alegna González
5. Uziel Muñoz
6. Yareli Acevedo
7. Gabriela Rodríguez
8. Diana Flores
9. Randal Willars
10. Andrés Muñoz 


(Aquí, la lista de 2024)

Esta lista implica cambios en la de los 10 atletas mexicanos del Siglo XXI


lunes, diciembre 15, 2025

Glorias Olímpicas Invernales: Marit Bjørgen

 


Se dice rápido, pero la noruega Marit Bjørgen es la deportista con más medallas en los Juegos Olímpicos de Invierno, y es la tercera más laureada de los Juegos Olímpicos en general, sólo detrás de Michael Phelps y Larisa Latynina. Ha sido la más grande esquiadora de fondo de todos los tiempos.

Nació en una granja y empezó a esquiar desde los dos años. Competitivamente, inició a los siete. Muy rápido destacó. Inició como velocista, en los sprints de 1.5 kilómetros, pero la edad y un cambio de rutinas la cambiarían de especialidad y la catapultarían a la cima.

Su primera medalla olímpica fue en Salt Lake City 2002: una plata como parte del equipo de relevos 4 X 5 kilómetros. Al año siguiente, en el Mundial, se coronaría campeona en el la prueba de sprint. Ya para entonces era legendario el peso de su entrenamiento. Entrenaba 700 horas anuales (hay que tomar en cuenta que, en verano, la rutina disminuye). Llegarían a ser más de 900.

Los juegos de Turín 2006 fueron un fracaso para Bjørgen, afectada por una bronquitis previa y males estomacales durante el evento. Retiros, un cuarto lugar, un quinto en el relevo y solamente una plata en la competencia de 10 kilómetros estilo clásico.

Su clase, ya notable en los Mundiales, empezaría a mostrarse en los Olímpicos, durante los juegos de Vancouver 2010. Ahí obtuvo tres oros (en el sprint, en el relevo 4 x 5 kilómetros y en la persecución de 15 kilómetros), una plata en los 10 kilómetros estilo clásico y un bronce en la misma distancia, pero estilo libre.

Una de las claves fue cambiar su enfoque de entrenamiento, que siempre tuvo gran volumen. Primero incorporó sesiones intensas de una hora para aumentar su capacidad y luego abandonó ese método para aumentar los kilómetros recorridos, con largas sesiones a intensidad moderada.

Fue super dominante en los Mundiales de 2011 y 2013, en los que acumuló diez medallas de oro. En los Olímpicos de Sochi 2014 reafirmó su poderío, llegando a lo más alto del podio en los 15 kilómetros, en los 30 estilo libre y, para que vieran que no perdió velocidad, en el sprint por equipos.

Decidió ser madre a los 35 años, en 2015, y continuó su carrera deportiva. Después de dar a luz, Bjørgen ganó seis medallas de oro en dos campeonatos mundiales, a pesar de que redujo su entrenamiento en un 25%. Siempre ha insistido en que el atleta debe hacer deporte para sí mismo, no para quedar bien con los padres, el entrenador, la prensa o la opinión pública.

El broche final fue en los Olímpicos de Pyeongchang 2018. En esa sede coreana se hizo del oro en los 30 kilómetros estilo clásico y en el relevo 4 x 5 kilómetros, de la plata en el esquiatlón de 15 kilómetros y de dos bronces: los 10 kilómetros estilo libre y el sprint por equipos.

Haciendo las cuentas, las sumas de metales son impresionantes. 18 oros en campeonatos mundiales. Y, en los Olímpicos, seis participaciones, siempre con algún podio. 8 oros, 4 platas y 3 bronces. Ningún atleta invernal había logrado tanto como ella, que no competía para quedar bien con nadie, más que consigo misma. 

 

lunes, diciembre 08, 2025

Orientarse en un mar de dudas




Mientras leía el libro Mar de Dudas (Grano de Sal, 2025), de Carlos Bravo Regidor, me acordé de un espectáculo que presentó el italiano Giorgio Gaber hace casi medio siglo. Entre otros personajes, Karl Marx se le aparece a Gaber en un sueño, y le hace ver al protagonista que la necesidad de encontrar puntos fijos de dónde agarrarse es nociva. “¡Eso no es marxista!”, le responde Gaber. Marx ya no tiene la cámara fotográfica del siglo XIX, ahora filma la realidad, saca conclusiones y se va, sin revelar sus conclusiones. Al final del sketch, Gaber reflexiona: “A lo mejor, en unos diez años uno se levanta en la mañana y, sin saberlo, se encuentra en verdad sin burguesía, sin clases, sin patrones… pero más en la mierda que antes”. 


No han pasado diez, sino cincuenta años, las viejas certidumbres hace rato que desaparecieron y uno puede sentirse como en la reflexión de Gaber. No hay puntos fijos de los cuales agarrarse y el futuro se presenta nublado, a veces amenazador. Navegar la realidad en esas condiciones es difícil, porque no se divisan estrellas para utilizar el astrolabio. Pero es necesario, porque el tiempo sigue pasando y la realidad no deja de cambiar. Esa navegación es la que intenta Bravo Regidor a través de 14 entrevistas con distintos autores que analizan o comentan algunos de los más complejos problemas que vive la humanidad en estos tiempos. El propósito, empezar a esbozar un mapa que nos permita hacerlo. 

Ninguna de las entrevistas es improvisada, para todas Bravo Regidor se preparó acuciosamente. Y el orden en el que son presentadas en el libro también parece bien estudiado. Todas tienen su interés, pero, como era de suponerse, hay algunas que son excepcionales, algunas son inquietantemente provocadoras (la de Margaret MacMillan) y no falta aquella en la que la persona entrevistada demuestra sus límites y la miopía de su visión (Rebecca Solnit). No por sesgo de formación, sino porque considero que los cambios económicos tienen un papel determinante en la vida presente y futura de las sociedades, me hubiera gustado leer más entrevistas sobre ese tema (la de Branko Milanovic es muy buena, pero el tema económico da para mucho más). Paso a comentar las que me parecieron más interesantes. Otro tema que faltó para completar el mapa es el estado de la educación y su futuro. 

Daniel Innerarity, además de subrayar el fin de las certezas, hace reflexiones sobre la necesidad de gestionar nuestra “ignorancia irreductible” ante este mundo cada vez más complejo, y advierte de los peligros de caer bajo formas de dominio más sutiles de las que conocíamos, como el algoritmo de Google, porque, aunque podamos manejar la digitalización, o tengamos instrumentos financieros poderosos, no somos capaces de gestionarlos o de conocer su impacto en varias áreas de la vida. Innerarity lanza una advertencia en contra de quienes pretenden simplificar las cosas, ya sea reivindicando el pasado o afirmando que representan el avance mientras los otros son el retroceso, porque esa lógica no es compatible con la complejidad del mundo actual. No sirve para seguir adelante (y sin embargo, es la que ha ganado terreno en las últimas décadas).

Innerarity planta una semilla de duda, que irá creciendo en otras entrevistas: el cambio en la definición de la élite, que ahora ya no sólo económica o de poder; también es la del mundo del conocimiento. Los científicos, los cultos, los “sabihondos”, vistos como parte de quienes imponen sus puntos de vista y su lógica a las mayorías, que se resisten a ello.

Nadia Urbinati abunda en sus tesis sobre el populismo, como distorsionador y parásito de la democracia. La gran pregunta es cuándo el populismo deja de serlo y cruza la frontera de no retorno hacia la dictadura. La respuesta de Urbinati es la Constitución, porque el populismo en el poder lo que busca es cambiarla, y hacer que una mayoría circunstancial se haga definitiva. En la Constitución está el punto nodal.

Los populistas, dice Urbinati, “no pueden volverse un gobierno ordinario sin correr el riesgo de ser vistos como parte del stablishment”. De ahí que vivan en campaña permanente, y que usen al Estado para mantener unida a su coalición, “y eso crea corrupción, incompetencia, dificultades económicas, etc.” ¿Qué hacer ante eso? Hacer que sobreviva la disposición democrática y jugar el papel de Pepe Grillo con Pinocho: sembrar y sembrar semillas de conciencia en la opinión pública.

Sobre el qué hacer ante la erosión democrática, la politóloga colombiana Laura Gamboa, da algunas claves, algunas estrellas que aparecen en el cielo encapotado. En vez de centrarse en los regímenes, lo hace en las oposiciones. Estudia por qué las oposiciones fallaron en detener las pulsiones autoritarias en Venezuela y Turquía, mientras que pudieron revertirlas en Colombia y Polonia. Es algo que no tiene mucho qué ver con la fortaleza de instituciones y constituciones previas, y sí con las estrategias.

La conclusión de Gamboa es que las estrategias extrainstitucionales con objetivos radicales terminan siendo contraproducentes, que las estrategias con objetivos moderados contribuyen a salvaguardar el régimen democrático, que los contrapesos de todo tipo son importantes, que ganar tiempo es fundamental (porque el populismo necesita mantener una careta democrática) y que se requieren políticos profesionales que hayan sobrevivido a la caída de los partidos tradicionales. 

La de Iván Krastev era la única entrevista que yo había leído con anterioridad. En el contexto del libro resulta más rica, entre otras cosas porque las muchas preguntas que se hace tienen mejor contexto tras leer las otras entrevistas. Tocaré cuatro puntos. Uno es la idea, a contrapelo de Hobsbawn, de que en realidad vivimos apenas el fin del Siglo XX largo, precisamente porque está empezando algo muy distinto. Otro es la importancia de las protestas, más allá de las elecciones, porque son las que meten los temas a la palestra. Un tercero es que lo que hoy predice la adscripción geopolítica de un Estado no es su comercio, sino con quién comparte los datos. Finalmente, que “el ‘fin de la historia’ convirtió el tiempo en espacio” (o viceversa): emigrar para llegar al “futuro” y votar por la derecha populista para regresar al pasado.

El libro da para pensar y para imaginar. Deja muchísimas más inquietudes. Reseño solamente algunas. Una es que, cuando la pandemia, varios dijimos “esto va a cambiar muchas cosas” y luego medio nos acomodamos sin ahondar lo suficiente. El hecho es que sí las cambió, y lo sigue haciendo. Otra, recordarnos  que quienes se sienten “perdedores” no confían en las instituciones, y que esa sensación (sentirse ganador o perdedor) suele cambiar en el tiempo. Una más, que la indignación no tiene color político. Finalmente, que el pasado no regresa y hay que mirar hacia adelante. Sigue la travesía. 


martes, noviembre 11, 2025

20 películas de los años 40

Avanzamos en el tiempo. Aquí está la lista de mis películas favoritas filmadas en los años 40. Una gran década para la cinematografía mundial.


Monsieur Verdoux (1947)

¿Charlie Chaplin como barbazul y asesino serial? ¡Y en una comedia! Esa negra combinación funciona de las mil maravillas en este filme postbélico. Y recordemos, con Verdoux, que un asesinato hace a un villano; millones de asesinatos, a un héroe.



The Grapes of Wrath (1940) Las viñas de la ira

El gran film de la Gran Depresión. Una película sobre el desplazamiento forzoso de campesinos hacia el Oeste, tras el Dust Bowl, las dificultades que encuentran y la necesidad de mitigar el capitalismo salvaje, con las políticas de Roosevelt. Una película liberal filmada por un enorme director conservador, John Ford.

Casablanca (1942)

Lo fundamental se aplica. Las convenciones cinematográficas se respetan. Pero todo -la historia, los diálogos, las actuaciones, la fotografía- se hace de tal forma, que tenemos el hilo perfecto para una historia de amor y de valores en medio de la guerra. Un film clásico entre los clásicos que nos recuerda que, en la vida, siempre tendremos París. 



Citizen Kane (1941) El Ciudadano Kane

El glorioso tour de force de Orson Welles. Una gran historia contada magistralmente. Renovación estilística en muchos aspectos: el desarrollo del historia, contado en varias capas y por varios personajes; los novedosos ángulos cinematográficos; el tema mismo, su terrible humanidad. 


It's a Wonderful Life (1946) ¡Qué bello es vivir! 

Una película que te hace sentir bien, e ilusionarte con que todo lo que sucede tiene su razón de ser. Un filme totalmente Frank Capra, que te hace pensar -y sobre todo- sentir, que la vida vale la pena. Confieso que, cuando la vi, terminé llorando. Un llanto completo y nutritivo.



The Stranger (1946) El Extranjero

Un gran thriller, un film seco, concreto, con grandísimas actuaciones. El bien contra el mal, sin exageraciones (eso sí, con el delicioso estereotipo de la manía alemana por la precisión). Otra obra maestra de Orson Welles.



 Key Largo (1948) Cayo Largo

Si le puedo poner un adjetivo a esta película es el de emocionante. Personajes de carne y hueso y contradicciones, una sociedad que no es tan ganadora como pretende, y un final, en medio de un huracán, que te pone al filo del asiento. Las actuaciones de Bogart, Edward G. Robinson y Bacall son extraordinarias.



Meshes of the Afternoon (1943) Redes del Atardecer

El único cortometraje de esta lista. Un filme onírico (por lo tanto, surrealista), esta obra de Maya Deren y Alexander Hammid es verdaderamente inquietante. Comentado aquí.



Ivan Groznyj I (1945) Iván El Terrible I

Un gran estudio sobre el poder y el conflicto entre las reglas del sistema y la voluntad del líder carismático. Como en un mural, Eisenstein nos cuenta la historia a través de las imágenes. Al final, resulta un retrato de Stalin, hecho con la sutileza necesaria para pasar la censura.


Una familia de tantas (1949)


La modernidad llega a México y se impone. Lo hace a través de un vendedor de aparatos eléctricos. Muy buen alegato contra las tradiciones machistas en una película que combina drama y comedia de una manera particular. Lo mejor que hizo Alejandro Galindo.



The Heiress (1949) La Heredera 

Grandísimas actuaciones en este drama de época. Olivia de Havilland lo hace tan bien como la heredera poco afortunada que acabamos por verle fealdad donde no la hay, Es la historia de abuso psicológico familiar y de una toma de conciencia femenina que sucede demasiado tarde. Dirigida por William Wyler



The Great Dictator (1940) El Gran Dictador


Una clásica de Chaplin, inolvidable tanto por su humor contra el Eje -la ridiculización es una gran arma política- como por el mensaje final, que todavía hoy es vigente. 



The Third Man (1949) El Tercer Hombre


Un gran filme de misterio, filmado con una cinematografía espectacular: la Viena vacía, espectral y semiderruida que retrata es espejo de una sociedad de posguerra que tiene las mismas características. La atmósfera es el actor principal en esta obra de Carol Reed.



 Hellzapoppin (1941)  Loquibambia 


Casi no parece película de los años 40. Es divertida, despreocupada, caótica, enloquecida. Chiste tras chiste, grandísimos bailes. Te la pasas a gusto de principio a fin. Comentada en esta lista de musicales improbables.



Secret Beyond the Door (1948) El Secreto detrás de la puerta


Un thriller psicológico realizado con una ambientación fenomenal. Suspenso meticulosamente articulado por el director Fritz Lang. Curiosamente, uno se imagina el final, pero igual da ñáñaras. 





La belle et la bête (1946) La Bella y la Bestia


Jean Cocteau nos da poesía en imágenes, con una producción de fantasía, una fábula inmortal es recontada de forma que el juego entre ser humanos o ser bestias tiene una moraleja distinta a la de la historia original. 




The Ghost and Mrs. Muir (1947) El fantasma y la Señora Muir


Una delicia de película. La extraña relación entre una viuda y el fantasma que vive en su casa da pie a una comedia romántica sutil y profunda, con diálogos divertidísimos. Dirige Joseph L. Mankiewicz.





Duel in the Sun (1946) Duelo al Sol 


Este film de King Vidor combina rivalidades fraternales, una mujer cachonda, algo de melodrama, una pizca de análisis psicológico y balazos del oeste. El resultado: mucha diversión. 




Roma, città aperta (1945) Roma, ciudad abierta


Film poderosísimo, dirigido por Roberto Rossellini, que cuenta la resistencia del pueblo romano ante los nazifascistas a punto de la derrota, pero todavía capaces de asesinar inocentes. Realizada en condiciones difíciles, es una obra de ficción que a ratos parece documental. El principio del neorrealismo. 


Double Indemnity (1944) Pacto de Sangre

Clasicazo del film noir, Billy Wilder dirige a una de las villanas más perfectas de la historia del cine, Phillis Dietrichson, con un excelente guión no lineal y tremendas actuaciones (nunca dejó de sorprenderme que Fred MacMurray, el entrañable Profesor Distraído, pudiera ser un villano tan cabal).



Menciones honoríficas:

Fantasia (1940) - Disney

Hostages (1943) -  Frank Tuttle

My Darling Clementine (1946) - John Ford

The Maltese Falcon (1941) - John Huston

Riso amaro (1949) - Giuseppe De Sanctis

To Be or Not to Be (1942) - Fritz Lang

The Philadelphia Story (1940) - George Cukor

Rebecca (1940) - Alfred Hitchcock (he de decir que vi Rebecca después de Secret Beyond the Door, pero es claro que la segunda se inspiró en la del Maestro del Suspenso)

The Magnificent Ambersons (1942) - Orson Welles

Cluny Brown (1946) - Ernst Lubistsch

viernes, octubre 31, 2025

Mi aversión a los cementerios (biopics)


Supongo que no soy la única persona que tiene aversión a los cementerios. Y sé que no está relacionada con una aversión a la muerte. Los cementerios suelen provocarme algo más que tristeza: una suerte de malestar interno que podría emparentarse mucho más con el asco que con el miedo. 

Estoy convencido de que eso proviene de mi primera experiencia al visitar un panteón.

Tenía yo unos diez años y estaba jugando futbol en la calle con mi amigo y vecino José Luis, cuando de su casa salen sus papás y hermanos para ir al panteón. José Luis me dice: "¿Por qué no vienes?". Dije que sí, como si el peloteo fuera a continuar en el cementario. Pedí permiso a mi mamá, y lo obtuve, a pesar de que ella hizo una mueca de extrañeza.
Aquella visita fue al Panteón Español, donde estaban enterrados, en una sencilla cripta, dos hermanos de José Luis que habían muerto de bebés. La familia depositó unas flores y estuvo unos segundos frente a la tumba. A mí me sacó un poco de onda pensar que uno de ellos hubiera tenido mi edad en ese momento y el otro hubiera sido unos cuatro años mayor, pero no pasó de ahí.
Entonces fue que los familiares de José Luis dijeron: "Ahora vamos a misa".
Digo, desde entonces las misas solían provocarme una profunda güeva, pero ¿qué podía yo hacer? Llegamos a la iglesia del panteón y a los lados del recinto, en las paredes, estaban acomodadas las criptas de varios difuntos. Yo pensé, con cierto desasosiego: "Aquí hay decenas de cadáveres. Estamos rodeados por esqueletos". 
Pero eso no fue lo peor. Nos sentamos y, a mi derecha, estaba la cripta de Baby Anthony, quien había nacido y fallecido en 1932. Llamaba la atención porque tenía un bajorrelieve con el rostro de un bebé regordeto. Yo intentaba mirar hacia adelante, hacia el cura y su misa, o hacia el reclinatorio y el suelo, pero el bajorrelieve me llamaba a prestarle atención una y otra vez. Allí adentro, encerrados, había huesos, tendones, cabello de aquel bebé.
De regreso a casa, mi mamá me preguntó qué me había parecido la visita.
- No me gustó -respondí.
- Ah, y yo que pensé que no estaba mal que tu primera visita a un cementerio fuera por alguien desconocido.
 Esa noche tuve pesadillas. Se me aparecía Baby Anthony, movía la manita de izquierda a derecha y de regreso, y pronunciaba, con voz carrasposa: "Ro-rro Ro-rro".

Pasados los años, porque así son los juegos de la memoria, cambié la palabra "Ro-rro"  por "Ba-by" y acompañé la imagen pesadillesca con una canción horrorosa de Grateful Dead que se llama, precisamente, "What's become of the baby?". Habrá sido la combinación de dead y baby. Fue con la palabra "Ba-by" que le conté a mi hija la anécdota de mi infancia, pero Taide mi esposa me recordó que yo se la había contado a ella muchas veces y que la palabra era "Ro-rro". Cierto, la canción esa fea apareció más de una década después de aquella visita.


Después de eso, he intentado pisar los panteones lo menos posible. Pero hay varios recuerdos asociados. Van en orden de aparición.

Estaba yo en la prepa y veníamos en el camión de la escuela de un campeonato de atletismo en el estadio de la Escuela Superior de Educación Física. Pasando frente al Panteón Francés, Simpson, nuestro lanzador de disco, se pone de pie, señala el cementerio y dice: "Cabrones, ahorita nos sentimos muy chingones, pero vamos a terminar en uno de esos".
Recibió unos tres chiflidos, pero la mayoría nos quedamos meditabundos. 

Un buen recuerdo es mi visita, con los amigos mexicanos que estudiamos en Italia, al Cementerio de los Ingleses, en Roma, junto a la pirámide de Caio Cestio. Lugar tranquilo, sin familias que visiten a sus muertos. Y la imagen de una joven, en vestido vaporoso, que deposita una flor en la tumba de John Keats, que tiene el poético epitafio "Here lies one whose name was writ in water".

He tenido que ir, por razones familiares, a tres entierros. En todos ellos he vivido, con distintos grados, momentos de mucha pesadumbre. De igual forma, he ido a velatorios que están pegados a los panteones, lo que puede ser un buen concepto en cuanto a logística, pero me parece de muy mal gusto. También estuve en el Panteón Español para la cremación y la entrega de las cenizas de mi papá. Ahí fui con mi hermano y la reacción de ambos, luego de ver por última vez al viejo, fue salir rápidamente de ahí a comer unas tortas y regresar a recoger las cenizas.

Finalmente, en 2023 Taide y yo fuimos a Gotinga, a visitar a mi hijo Raymundo y su familia. La primera noche nos quedamos en un hotelito cercano a la estación de trenes. Desde la ventana del hotel se veía un pequeño parque. 
A la mañana siguiente, salgo a fumar, con mi café en la mano, me siento en el muro frente al parque y descubro que es un viejo cementerio. Me decido a pasear un par de minutos por ahí. Tumbas de hace dos y tres siglos. Salgo muy tranquilo. Entiendo entonces que lo que me da ñáñaras es la colección de muertos recientes: es el eco del coro de dolientes que aún están vivos.   

Por todo eso, la verdad envidio a quienes no tienen aversión a los cementerios, y no logro entender las verbenas panteoneras en Día de Muertos. 


Ahora que, si quieren algo realmente horrible para Halloween y Día de Muertos, ahí les va esta canción, más fea -en todos los sentidos- que un niño momificado:



 

lunes, octubre 06, 2025

El Hombre del Sombrero de Fieltro



Hay novelas diferentes. Una de ellas es El Hombre del Sombrero de Fieltro, de Taide Velázquez (Igneos Ediciones, 2025). Al mismo tiempo de que se trata de un relato escrito de manera sencilla, amena y fácil de leer, y de que toca una historia original -la de un hombre que se convierte, por un camino insólito, en el mandamás de una colonia popular de la Ciudad de México-, tiene la virtud de tener muchas capas superpuestas, de abarcar distintos géneros de novela.

Es una novela picaresca, aunque no contada en primera persona. Chano, el personaje principal, es un sobreviviente, un tahúr con una moral propia, que se las arregla, no siempre limpiamente, para ir ascendiendo en la escala social.

Es una novela histórica, porque da cuenta de la contradictoria evolución de México desde tiempos prerrevolucionarios hasta la crisis económica de los años ochenta. Los personajes no son figuras, sino ciudadanos de a pie, que ven a la Historia pasar sobre ellos (o tratan de aprovecharse de ella).

Y no son solamente personas, porque un personaje principal es el barrio, originalmente pensado para gente pudiente, pero que por azares del destino nace como colonia popular, pasa por un proceso de urbanización física y cultural, y termina convertido en un campo de batalla entre distintas concepciones de la vida urbana, que hacen crisis en medio de la falta de oportunidades.

Por la novela pasan las costumbres del porfirismo, la Feria de San Marcos, una pulquería, un fantasmal “oficial obregonista”, la vida de los braceros, un salón de apuestas, vecindades populares en su difícil tránsito entre la tradición y la modernidad, notarios, burócratas, políticos oportunistas, hasta llegar a las bandas punk. La historia pasa y tiene distintos rostros.

Es, asimismo, una saga familiar. Es la historia de la relación entre un patriarca atrabiliario, su mujer y sus hijos, que se rebelan, cada uno a su manera, pero nunca terminan de zafarse totalmente del legado patriarcal. Se ha comentado que una de las características de El Hombre del Sombrero de Fieltro es la reivindicación del papel de las mujeres en su lucha por la dignidad y el respeto, en una sociedad machista, clasista y en la que predomina la doble moral. Es, por lo tanto, una historia de resistencia. Ese es uno de los hilos conductores de la parte central de la novela.

También es, a su manera, una novela psicológica. Son pocos, y menores, los personajes planos. De muchos de ellos, en cambio, entendemos razones y traumas, a veces mostrados en reflexiones internas y, en otras ocasiones percibidos a través de actitudes y detalles aparentemente menores.

Los contextos sociales culturalmente impuestos, que obligan a las personas a integrarse de una cierta manera, también forman parte de esta construcción de la psicología de los personajes. Hay una mirada profunda para acercarnos a su comprensión.

Para completar, también tiene elementos de novela negra y de novela satírica. No faltan las mentiras y traiciones, y hay distintos episodios de violencia, individual y colectiva, con tramas un tanto retorcidas; también hay otros que hacen burla de las situaciones sociales y de clase, en donde se desliza sutilmente la crítica política.

El lenguaje de Taide Velázquez tiene dos características que lo hacen particularmente disfrutable. Una es el buen oído para el habla popular. Sin exageraciones ni estereotipos, los distintos personajes se expresan de acuerdo con su origen y su época. Eso hace que los diálogos, no siempre en el español literariamente más correcto, se escuchen como naturales. La otra es un particular sentido del humor, que puede caer en los momentos más inesperados. Hay una enorme cantidad de momentos graciosos en una novela que es dramática, en lo fundamental. El resultado es que la lectura es entretenida y se va como agua.

El Hombre del Sombrero de Fieltro es, en fin, un mural de una parte de la historia de México, esa que no aparece en la Historia Patria, pero con la que se forjan -y a veces se deshacen- familias, comunidades, valores y cultura social. Un relato que exorciza una historia familiar y, al mismo tiempo, nos hace asomarnos a un pasado colectivo. Una novela diferente. Una lectura recomendable.


viernes, octubre 03, 2025

¡Mira má, sin pitcheo abridor! (casi)


Mexicanos en GL.  2025

Terminó la temporada regular de Grandes Ligas y es hora de hacer el balance final para el contingente mexicano. Posiblemente nada lo ejemplifique mejor que el hecho inédito de que cinco beisbolistas hayan sido convocados al Juego de Estrellas: Alejandro Kirk, Andrés Muñoz, Jonathan Aranda, Isaac Paredes y Randy Arozarena. El problema es que, más allá de esos cinco estelares -a quienes habría que agregar a Jarren Durán- no hubo demasiado de qué presumir. En particular, esta temporada fue atípica en el sentido de que no hubo un solo abridor mexicano constante. Si lo vemos con la perspectiva del inminente Clásico Mundial, encontraremos un line-up más que decente, tal vez el mejor de la historia, pero con un problema en la rotación de pitcheo, que, o se resuelve mediante la incorporación de varios paisanos nacidos en EU, o mediante la estrategia de juegos de bullpen (donde también habría más de dos paisanos). La buena nueva de septiembre al respecto, es que Javier Assad está tirando como de costumbre, y eso es un alivio.  

Como cada entrega, va un resumen de la actuación de los peloteros nacionales, clasificada de acuerdo a su desempeño en la temporada.

Andrés Muñoz cumplió con el mejor año de su carrera y tuvo un papel decisivo en la conquista del título divisional por los Marineros de Seattle. El Plebe de los Mochis perdió un juego en septiembre, pero a cambió consiguió seis rescates. Su marca del año, 3 partidos ganados, 3 perdidos, 38 juegos salvados (la cifra más alta de su carrera en MLB), PCL 1.63 (el número de carreras limpias que admite por 9 entradas lanzadas) y 83 ponches en 62 innings de labor. Los rivales le batearon apenas para .167. Tendrá que mantener la calidad en postemporada.

Randy Arozarena ha ya demostrado muchas cosas. Que tiene poder y velocidad, aunque su bat no haga mucho contacto. Que tiene guante, pimienta y carisma. El jardinero de los Marineros de Seattle bateó para .238 en el año, con 27 vuelacercas y 76 carreras producidas. Además, estafó 31 bases. Su OPS, de .760, lo coloca entre los toleteros peligrosos. A cambio, se ponchó nada más 191 veces, el máximo en su carrera.

Jarren Durán no tuvo un año tan espectacular como 2024, pero sí estuvo a niveles de estrella. El jardinero de los Medias Rojas bateó para .256, con 16 cuadrangulares, 84 carreras empujadas, 24 robos de base y OPS de .774. Fue quien bateó más triples en la Liga Americana: 13.

Jonathan Aranda estuvo casi dos meses completos en la lista de lesionados por una fractura en la muñeca y no regresó a la alineación de Tampa Bay sino hasta la última serie de la temporada. En los cuatro meses que jugó brilló de manera inimaginable (salvo en sueños) con el bate. En su breve regreso, se dedicó a pegar jonrones y seguir produciendo. Su ausencia temporal es algo que resintieron las Rayas. Sus números: .316 de bateo, .882 de OPS, 14 cuadrangulares, 22 dobletes y 59 carreras producidas. Eso sí, no lo manden a robar bases.

Alejandro Kirk tuvo una baja en el bateo durante septiembre, pero se guardó la pólvora para el juego que definiría al campeón de la división Este de la Liga Americana y entonces pegó dos jonrones (uno con la casa llena) para asegurar victoria y título de los Azulejos. Con el bate hizo estos números: .282, 15 vuelacercas, 76 producidas, OPS de .769 y un milagroso robo de base. Con el guante y el brazo, el Capitán Kirk se apunta como candidato al Guante de Oro como receptor en la Liga Americana.

Isaac Paredes, como Aranda, se pasó dos meses fuera del campo, por una lesión en el tendón de la corva. Regresó la última semana para tratar de ayudar a los desesperados Astros, que tenían hospital en vez de equipo. Paredes pegó cuadrangular, pero Houston se quedó en la orilla. Números finales del sonorense:.254 de promedio, 20 vuelacercas, 15 dobletes, un triple, 53 producidas y un muy buen OPS de .810. Tampoco manden a correr al de la H.

Jojo Romero terminó la campaña como cerrador de los Cardenales de San Luis, habiendo sido preparador de cierre durante la mayor parte de la temporada. El zurdo terminó con 4 ganados y 6 perdidos, muy buena efectividad de 2.07, 8 salvamentos, 24 holds y 55 ponches.

Brennan Bernardino tuvo campaña de altibajos, con más momentos en la cima que en el abismo, y terminó en la lista de lesionados. Números del zurdo de Medias Rojas: 4-3, PCL de 3.14, 43 chocolates, 2 holds y un juego salvado.

Javier Assad está de regreso, buenas nuevas. Estuvo cuatro meses fuera por lesiones diversas. El derecho tijuanense tuvo siete aperturas para los Cachorros en la temporada, más una actuación en el relevo largo. En septiembre ganó 3 juegos, para terminar con marca de 4-1, 3.65 de carreras limpias y 23 ponches. Ha ido de menos a más, mostrando que es buena opción, tanto para México como para los Cubs en la parte dura de los playoffs.

Manuel Rodríguez se sometió a la operación Tommy John, por lo que cortó de manera tempranera su año en la MLB, y tampoco podrá jugar el Clásico Mundial para México. El Bolón termina con marca de 1-2, PCL de 2.05, 11 holds y 25 sopitas de caldo de pichón servidas a los rivales.

Rowdy Téllez empezó flojo, pero fue mejorando, sobre todo a partir de su cambio a los los Rangers de Texas luego de haber sido descartado por los Marineros. Bateó apenas para .228, pero con 17 vuelacercas y 49 carreras producidas, lo que se traduce en un OPS por encima de la media: .719. También logró la hazaña de robarse una base.

Ramón Urías al final no fue beneficiado con más innings de trabajo con su pase a Houston y como que su bate se deprimió. Su guante sigue siendo una maravilla. En 2025 bateó para .241, 11 jonrones, 44 empujadas, dos colchonetas estafadas y OPS debajito de la media: .676.

Alek Thomas, jardinero central de los Diamondbacks de Arizona, gran defensivo, bateador regularcito, terminó con los siguientes números: .249, 9 jonrones, 38 remolcadas y 6 robos de base, OPS de .659.

Taijuan Walker tuvo 21 aperturas en el año, aunque no solían durar mucho, y 13 apariciones como relevista. Su pitcheo ya no destaca, pero tiene la suficiente calidad como para seguir siendo útil para los Filis. Su marca: 5-8, 4.08 de efectividad, con WHIP bastante alto, de 1.41, 2 holds, un salvamento y 86 ponches.

Valente Bellozo, relevo largo de los Marlines de Miami, abrió 9 juegos para los Marlines, a cambio de 26 apariciones desde el bullpen, a donde fue trasladado en 2025. Bien por lo general, pero nunca espectacular. El cachanilla acabó con 1 ganado, 4 perdidos, un hold, PCL de 4.65 y 54 pasados por los strikes. Un pitcher un poquitín por debajo de la media ligamayorista.

Luis Urías tuvo momentos buenos, pero en general bateó por debajo de lo esperado. Empezó con los Atléticos, y pasó a los Cerveceros, que no lo subieron al equipo grande. Numeritos: .230, con 8 vuelacercas, 25 producidas;  OPS de .653 y 2 colchonetas estafadas.

Marcelo Meyer, infielder de los Medias Rojas, llegó a la titularidad, pero tuvo que ser operado en la muñeca. El novato de quien se espera mucho volverá en primavera, pero está en duda su participación en el Clásico Mundial. Concluye su temporada de debut con .228 de promedio, .674 de OPS  4 jonrones y 10 carreras producidas.

Alejandro Osuna se tardó un buen rato en descifrar el pitcheo en la Gran Carpa, pero en septiembre lo hizo, bateando para .297, Su actuación en el último mes maquilló lo malo de su bateo en los primeros meses. Bien a la defensa. El sinaloense bateó para .212 de promedio, 2 cuadrangulares, 15 producidas, 5 robos de base y un OPS de .591.

Alex Verdugo tuvo otro año a la baja. Sustituyó a Ronald Acuña Jr. mientras éste se recuperaba de una lesión, pero no bateó lo suficiente como para que los Bravos de Atlanta se quedaran con él: .239, 12 producidas, cero jonrones, OPS de .585 y un futuro incierto en las Mayores para el Dugie.

Alan Rangel fue invitado a cuatro tazas de café con los Filis, para luego volver a AAA por la puerta giratoria. Números del sonorense: 0-0, 2.45 de efectividad, 8 ponches y un salvamento.

Omar Cruz inició con los Padres, pero lo bajaron pronto a AAA. El tijuanense se quedó con sus números de abril: 4.91 de limpias y 5 ponches.

Austin Barnes firmó contrato de ligas menores con San Francisco, luego de haber sido dejado libre por los Dodgers, pero no lo subieron. Es probable que se retire. Números con los Dodgers: .214, con 2 producidas y .519 de OPS.

César Salazar estuvo otro ratito con Houston en septiembre, hasta que los Astros decidieron que no iban a tener a tres receptores en el roster. Sólo tuvo 13 turnos oficiales al bat. Terminó con .231 y una carrera impulsada. Como pitcher emergente, una entrada en ceros.

José Urquidy regresó por fin, un año después de haberse sometido a una cirugía Tommy John. Detroit pensó que podría utilizarlo en el relevo, sobre todo en postemporada, cuando el mazatleco se suele crecer. En su primera aparición lanzó 1 entrada y dos tercios en blanco. En la segunda, le metieron dos carreras en un inning. Efectividad de 7.71. Es dudoso, pero no imposible, que los Tigres lo utilicen en los playoffs. Lo mismo sucede con su dudosa, pero no imposible, participación en el Clásico Mundial.

Alan Trejo bateó para .175, en el tiempo que el campocorto estuvo con los Rockies de Colorado; una carrera producida y 2 anotadas.

Tirso Ornelas pegó un hit en las Mayores, en 14 turnos oficiales. .071, una carrera producida. Los Padres esperarán a que madure más como pelotero.